Gestión del arbolado urbano y poda de árboles: un vínculo necesario.
Seleccionar un árbol para plazas, calles, jardines o parques de cualquier ciudad no es tarea fácil, puesto que, las características del entorno influyen en su desarrollo. Pero igual de importante es elegir la especie de árbol urbano idónea como realizar una correcta gestión del arbolado urbano. Esta debe garantizar que todas las intervenciones comporten un incremento de la calidad vegetativa y fomenten la biodiversidad. Estos protocolos de actuación deben incluir la poda de árboles en altura como tarea fundamental para su correcto desarrollo en un medio tan adverso para su evolución.
Poda de árboles urbanos y su importancia.
El arbolado urbano es un elemento imprescindible en las ciudades, grandes urbes como Madrid, Barcelona, Valencia, etc necesitan de estos elementos vegetativos para el bienestar de sus vecinos.
Para conseguir árboles sanos se requiere de un mantenimiento adecuado realizado por profesionales del sector. Cualquier plan de gestión debe basarse en tres partes: evaluación del arbolado a través de informes técnicos, protocolos de actuación como poda de árboles en Madrid, riego, talas y tratamientos fitosanitarios entre otros y, por último, planes de gestión de riesgo.
Plantar las especies arbóreas adecuadas y llevar una óptima gestión del arbolado urbano, garantía ejemplares sanos y resilientes.
La poda de árboles debe realizarse en las ciudades prácticamente desde su plantación, puesto que, en los municipios son muchos los obstáculos que impiden un crecimiento y desarrollo de la copa libres. En árboles adultos serán necesarias diferentes tipos de poda: poda de mantenimiento, de limpieza, poda de saneamiento y aclareo.
Las podas drásticas no son convenientes, pero las malas podas suelen ser el resultado de plantar un tipo de árbol urbano inadecuado en un lugar incorrecto, por tanto, el resultado de una mala gestión.
Evolución del arbolado urbano.
Las ciudades, sobretodo, las grandes capitales como Madrid, Bilbao o Barcelona entre otras, son un medio adverso para el desarrollo de los árboles. El crecimiento demográfico ha traído consigo más edificaciones y, por tanto, una limitación del espacio para el desarrollo radicular de los ejemplares. Además la gran afluencia de circulación en estas ciudades ha hecho que aumenten considerablemente las señales de tráfico, la iluminación en sus calles así como las gigantescas e innumerables infraestructuras, lo que ha acabado por invadir también el espacio aéreo del arbolado viario.
Todo ello, hace que a veces pueda parecer que el arbolado urbano es un estorbo más que un privilegio. Nada más lejos de la realidad. Gracias a los ejemplares ubicados en terreno urbano, tanto público como privado, se consiguen ciudades más habitables, saludables y sostenibles. Los beneficios que los árboles en las ciudades aportan al bienestar físico y psicológico de los ciudadanos es múltiple y de gran valor. Por ello, siempre debemos recurrir a empresas profesionales para cualquier trabajo arbóreo, puesto que, solo en manos expertas garantizaremos un árbol sano.
La gestión del arbolado urbano debe incluir medidas que garanticen a largo plazo o bajo óptimas condiciones la supervivencia de estos ejemplares.
En el pasado la plantación y gestión del arbolado urbano carecían de criterio. Algunas especies plantadas en muchos casos no fueron las idóneas y además sin ninguna proyección de futuro. Además, a día de hoy, todavía se están “pagando” gestiones nefastas heredadas del pasado, debido a falta de cultura, conocimientos arbóreos y carencia de sensibilidad.
En la actualidad, en los barrios y distritos de reciente construcción se observa que las especies plantadas han sido elegidas en función del espacio, tipo de suelo, etc y con gran perspectiva de futuro. El éxito de estas nuevas plantaciones radica en conocer la especie adecuada y dar a cada ejemplar su propio espacio para su desarrollo. Además resulta fundamental que los tipos de árboles urbanos que se planten sean especies autóctonas y alóctonas, puesto que, con esto se garantiza diversidad biológica y la perfecta adaptación al clima.
Sin duda, un proyecto de ciudad arbolada debe estar basada en el paisaje urbano, la economía, la reglamentación, la técnica y la comunicación para que se desarrolle con éxito.
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