Indignación en Andalucía por el caso de las mamografías oncológicas

Indignación en Andalucía por el caso de las mamografías oncológicas

Una grave disfunción en el sistema de salud pública andaluza ha dejado en el limbo a más de 2.000 mujeres que esperaban una mamografía de seguimiento oncológico. La situación, que afecta especialmente a pacientes oncológicas del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, ha generado una oleada de indignación social y política, y ha sido denunciada con firmeza por el portavoz de VOX en el Parlamento andaluz, Manuel Gavira. El retraso, atribuido a la falta de personal médico y a una gestión sanitaria deficiente, podría tener consecuencias devastadoras en la detección precoz de recaídas en cáncer de mama.

Resulta alarmante comprobar cómo, una vez más, el sistema público de salud muestra sus grietas más profundas en los sectores más vulnerables. En este caso, hablamos de mujeres que ya han atravesado la dura experiencia de un cáncer de mama y que requieren seguimiento mediante mamografías periódicas para garantizar que la enfermedad no reaparezca.

Más de 2.000 mujeres andaluzas se han visto directamente afectadas por un retraso sistemático en la realización de estas pruebas esenciales. El epicentro del problema se sitúa en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, uno de los centros de referencia de la comunidad. Allí, según ha trascendido a través de un documento interno, se suspendieron las citas de seguimiento por una sobresaturación del servicio de radiodiagnóstico, debido fundamentalmente a la falta de radiólogos.

Estas mamografías no son meras revisiones rutinarias: son controles oncológicos imprescindibles para evitar recaídas. El retraso acumulado, que en algunos casos supera el año, pone en serio riesgo la salud y la vida de estas mujeres. Esta situación no puede ser interpretada como un simple fallo administrativo. Estamos ante una negligencia institucional con consecuencias médicas tangibles.

La voz de alarma la ha dado con contundencia Manuel Gavira, portavoz de VOX en el Parlamento andaluz. Durante una intervención parlamentaria exigió explicaciones a la consejera de Salud, Catalina García, denunciando la absoluta dejación de funciones por parte del Gobierno andaluz. Gavira fue claro: “Estamos hablando de mujeres que ya han padecido cáncer y que necesitan revisiones continuas. ¿Cómo se puede permitir un año de retraso en una prueba que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte?”. Su intervención ha puesto en el centro del debate político una problemática silenciada durante meses.

Y no es solo una cuestión de escasez de radiólogos. Se trata de decisiones políticas sobre la distribución de recursos, de prioridades presupuestarias, de una visión de gestión sanitaria que parece no incluir a las pacientes crónicas u oncológicas en su lista de urgencias. Las consecuencias de estos retrasos podrían reflejarse, en un futuro cercano, en diagnósticos tardíos, tratamientos más agresivos o incluso en un aumento de la mortalidad por cáncer de mama.

Mientras tanto, la Junta de Andalucía ha evitado dar respuestas concretas. No se ha presentado un plan de contingencia ni se ha ofrecido una fecha estimada para normalizar la situación. Tampoco se han anunciado medidas de refuerzo en el personal sanitario. Las afectadas, por su parte, siguen esperando una llamada que nunca llega, atrapadas entre el miedo a una recaída y la impotencia ante un sistema que parece no tenerlas en cuenta.

La sanidad pública andaluza ha atravesado diversas crisis en los últimos años, con protestas de profesionales, escasez de personal y cierres parciales de servicios. Sin embargo, este nuevo episodio supone un punto de inflexión. No se trata de listas de espera generales ni de citas ordinarias. Hablamos de mujeres con antecedentes oncológicos a las que se les niega, por inacción, la posibilidad de un seguimiento vital.

El Hospital Virgen del Rocío, de referencia en oncología, se enfrenta desde hace meses a una sobrecarga en sus servicios de imagen médica. Los recortes y la falta de planificación han llevado al colapso de los programas de seguimiento.

La confianza en el sistema sanitario se resquebraja cuando la atención a pacientes oncológicas se convierte en una víctima más de la mala gestión. Las declaraciones de Manuel Gavira han conseguido visibilizar un problema que trasciende lo político y que requiere soluciones inmediatas. La salud de miles de mujeres andaluzas no puede esperar más. Es hora de exigir respuestas y, sobre todo, responsabilidades.

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