Un envase adecuado puede vender más que el propio producto

Un envase adecuado puede vender más que el propio producto

Vas por el pasillo del supermercado y hay cientos de opciones. Miras rápido, comparas sin pensar, y acabas agarrando el bote que más te ha llamado la atención. ¿Por qué? Porque el diseño te ha convencido. Lo curioso es que muchas veces ni siquiera sabes si ese producto es el mejor, pero te entra por los ojos. Y eso pasa, en gran parte, por cómo está etiquetado.

En los últimos años, los envases se han vuelto mucho más que un simple contenedor. Son parte del marketing. Y dentro de ese universo, un tipo de etiqueta ha ido ganando terreno de forma silenciosa pero constante: la sleeve. Es esa funda plástica o termoencogible que envuelve toda la superficie del envase, a veces incluso la tapa, y que permite usar el 360° del producto como lienzo. Nada de una simple pegatina frontal. Aquí todo cuenta.

Por qué tantas marcas están apostando por este formato

El auge de las etiquetas sleeves no es casualidad. Tienen muchas ventajas. Primero, permiten jugar con todo el envase como si fuera una valla publicitaria. Eso da libertad creativa. Se puede imprimir cualquier diseño, usar transparencias, simular texturas o generar efectos que cambian con la luz o el ángulo. Segundo, protegen mejor. Al cubrir todo el frasco o botella, la etiqueta resiste más los roces, la humedad y los cambios de temperatura. Y tercero, son versátiles. Se adaptan a formas irregulares, curvas pronunciadas o envases difíciles que antes requerían etiquetas a medida.

Todo esto ha hecho que sectores como bebidas, cosmética o limpieza hayan apostado fuerte por este tipo de presentación. También lo están usando productos que se venden en frío o en condiciones exigentes, como batidos proteicos, zumos refrigerados o envases para el canal horeca.

Qué implica esto para el proceso de producción

Trabajar con este formato no es igual que con una etiqueta convencional. Hay que tenerlo en cuenta desde el diseño del envase. Para que una etiqueta sleeve quede bien, se necesita que el envase tolere el proceso de termorretracción sin deformarse. Además, hay que adaptar el diseño a esa deformación prevista. Por ejemplo, si se quiere que un logo quede recto, hay que colocarlo en el archivo original de una manera que compense cómo se va a encoger la funda.

También influye en la elección del material. Algunas sleeves están hechas de PET, otras de PVC o poliolefina, y cada una tiene propiedades diferentes. Algunas son más transparentes, otras más resistentes, unas reciclables, otras no tanto. Aquí entra en juego el trabajo conjunto entre la empresa que diseña el envase, el equipo de diseño gráfico y, por supuesto, el fabricante de etiquetas que se encargará de la producción.

Qué buscar cuando se necesita un proveedor especializado

No todos los proveedores están preparados para trabajar este tipo de etiquetas. No es simplemente imprimir un diseño y ya está. Hay que conocer cómo va a comportarse ese material al calor, cómo afectará la tinta a la retracción, si el troquelado es limpio, si el color se mantiene o se distorsiona, y si el material elegido es compatible con el tipo de envase.

Por eso es importante elegir un fabricante de etiquetas que no solo tenga la tecnología adecuada, sino también experiencia en sleeves. No basta con tener máquinas potentes, hay que saber calibrarlas bien. El más mínimo error puede hacer que las etiquetas se arruguen, se estiren mal o no encajen con el contorno del producto.

Lo ideal es trabajar con alguien que ofrezca pruebas previas, acompañamiento técnico, adaptación del diseño y control de calidad constante. También conviene que tenga flexibilidad en los pedidos, porque hay lanzamientos que requieren tiradas cortas para testeo en puntos de venta, mientras que otros necesitan miles de unidades por semana.

La importancia del diseño cuando se trabaja con sleeves

Este formato obliga a pensar diferente. Aquí no hay una cara frontal y una trasera, como en una etiqueta plana. Todo el envase se convierte en una superficie útil, pero también más compleja. El mensaje tiene que poder leerse desde cualquier ángulo. La información legal debe estar accesible, pero sin romper la estética general. Y el diseño gráfico tiene que prever cómo se va a ver una vez que la funda esté aplicada y encogida.

Muchas marcas están usando efectos visuales muy llamativos: degradados, ventanas que dejan ver el producto, áreas opacas que contrastan con otras más brillantes, incluso elementos que se alinean cuando varias unidades se colocan juntas en una estantería. Todo eso requiere trabajo técnico fino.

No es raro que un diseño que funciona en plano se vea completamente distinto al aplicarse al envase real. Por eso es esencial contar con maquetas físicas, prototipos y una buena comunicación entre el estudio de diseño y el productor de las etiquetas.

Aspectos a tener en cuenta si estás lanzando un producto nuevo

Antes de decidir que vas a usar sleeves, asegúrate de que el envase sea compatible. No todos los materiales lo toleran bien. Si estás en fase de desarrollo, conviene comentarlo desde el principio con el proveedor de etiquetas, para no tener que hacer cambios costosos más adelante.

Otro punto clave es la maquinaria. Algunas líneas de envasado no están preparadas para aplicar este tipo de etiqueta. Requieren calor, rodillos, y ajustes de velocidad. A veces hay que adaptar la línea o incluso adquirir equipos específicos.

También es bueno pensar en la sostenibilidad. Cada vez más consumidores valoran si el envase se puede reciclar completo, si la etiqueta es fácilmente separable, o si se han usado materiales biodegradables. Hay sleeves más ecológicas, con menor grosor, o que permiten separar fácilmente plástico y papel. No es un tema menor si quieres diferenciarte.

Por qué puede marcar la diferencia en el punto de venta

Al final, lo que importa es que el producto se venda. Y muchas veces, en un lineal repleto, ese segundo de atención que logres captar es lo que define la compra. Las etiquetas sleeves pueden ser esa ventaja visual que pone a tu producto por delante. No hacen milagros, pero sí consiguen que tu marca tenga más presencia, más identidad y más fuerza visual.

En un mercado donde todo se parece, invertir en un etiquetado que destaque, que proteja y que se adapte al envase real puede marcar una diferencia enorme. Y ahí, contar con un fabricante que entienda bien este formato es clave para no improvisar.

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