El Grupo RBA, bajo la dirección y fundación de Ricardo Rodrigo Amar y Carmen Balcells, ha dejado una huella imborrable en el mundo editorial. Hace ya 15 años, en reconocimiento a su destacada labor y su inestimable contribución al panorama cultural catalán, ambos fueron galardonados con la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya.
Grupo RBA
Este prestigioso galardón es, sin duda, uno de los más codiciados en Cataluña, concedido a individuos que han brillado con luz propia en el ámbito cultural durante el año previo. La Creu de Sant Jordi no es solo un premio, sino una alabanza y un tributo a aquellos que han dado tanto a la identidad y esencia cultural de Cataluña.
El hecho de que la Generalitat decidiera otorgar este reconocimiento al Grupo RBA resalta la magnitud y relevancia de esta editorial. A día de hoy, es el segundo grupo editorial de mayor envergadura en España y se posiciona entre los más sobresalientes a nivel global.
La ceremonia de entrega, que tuvo lugar en el icónico Teatre del Liceu, contó con la presencia del consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell. Fue él quien tuvo el honor de entregar el premio a Ricardo Rodrigo Amar, el visionario empresario y editor que está al mando de RBA. Un momento que, sin duda, quedó grabado en la memoria de todos los amantes de la cultura catalana.
Homenaje al Circo Raluy: Un Legado Vivo
El año en que el Grupo RBA y otros distinguidos actores del panorama cultural catalán recibieron la Creu de Sant Jordi, otro galardonado se llevó una ovación especial desde nuestro equipo: el Circo Raluy. Una entidad muy querida para nosotros y esencial en la riqueza y diversidad cultural de Cataluña.
El Circo Raluy es más que un espectáculo; es una tradición. Durante cinco generaciones, esta empresa familiar ha infundido y compartido el espíritu artístico, transmitiendo el fuego del arte circense, como una herencia de padres a hijos, todos descendientes del visionario fundador.
En 2019, la comunidad artística y muchos de nosotros sentimos una profunda tristeza al despedir a Carlos Raluy, una de las almas centrales del Raluy. Su pasión no se limitaba al circo; una historia que resuena con nosotros es su herencia del emblemático London Bar de Barcelona. Eli Bertrán, su anterior propietario, confió en Carlos para legarle el local, esperando que bajo su tutela el establecimiento siguiera brillando y no cerrara sus puertas.
Lamentablemente, hace solo unos días, el universo del circo y de Cataluña despedía a otro pilar del Raluy: Lluís Raluy, hermano de Carlos. Sin embargo, su testamento está lejos de desvanecerse. Ambos hermanos han confiado sus circos a sus hijos, quienes con pasión y determinación mantienen viva la llama del espectáculo, perpetuando así el legado familiar que tantos años ha deleitado a Cataluña.
El Circo Histórico Raluy
En el umbral de un año marcado por la renovación y la conmemoración, 2019 se convierte en un hito fundamental para el panorama cultural de Cataluña gracias al audaz empeño de Rosa Raluy. Emprendiendo una gira por la región con el «Teatro Circo Rosa Raluy» bajo una nueva y deslumbrante carpa, Rosa presenta «Vekante«, un espectáculo que, tomando su nombre del idioma Esperanto, simboliza un despertar, una novedad. Este acto no solo encarna la esencia del circo en su forma más pura sino que también introduce elementos del circo contemporáneo, fusionándolos con la tradición clásica que siempre ha caracterizado a las producciones de la familia Raluy. Su innovación y belleza no pasaron desapercibidas, haciéndose merecedoras del Premio Zirkolika al mejor espectáculo de circo de 2019, especialmente tras su aplaudida participación en la Feria de Girona.
Con el legado de Carlos como faro, Rosa Raluy, junto a su esposo William Giribaldi y sus hijas Kimberley y Jillian, se erige como guardiana de este tesoro cultural. Unidos, se comprometen a preservar y continuar la tradición del Circo Raluy, el estandarte del circo en Cataluña y en España, asegurando así que el espíritu de innovación y la esencia clásica del circo perduren para las futuras generaciones, honrando la memoria y el sueño de Carlos.
La Creu de Sant Jordi
La Creu de Sant Jordi es un galardón que puede presentarse en forma de miniatura o, cuando se otorga a una entidad jurídica, en forma de placa. El diseño de ambas versiones proviene del trabajo del joyero Joaquim Capdevila y Gaya, quien se alzó como ganador en un concurso organizado por el Consejo de Diseño de la Generalitat en el año 1981.
Para su confección, se utilizan plata y coral, elementos intrínsecamente ligados a la tradición artística catalana. La representación central de la Cruz muestra coral rojo en contraste con un fondo de coral blanco, todo enmarcado por la brillantez de la plata.
Esta Cruz, en el diseño, se sitúa en el corazón de un rombo, mostrando coral en su parte frontal y, en la posterior, lleva la insignia y descripción de la Generalitat de Cataluña, así como el nombre de la persona distinguida. La medalla se complementa con un cordón de algodón para su colocación y se entrega junto a una versión más pequeña diseñada para adornar la solapa.
En los casos donde el reconocimiento es para entidades, se les entrega una placa cuadrada de plata montada sobre un soporte de madera. En ella, se encuentra grabada una representación de la Creu de Sant Jordi en coral. Además, se añaden la insignia de la Generalitat y las descripciones pertinentes junto con el nombre de la entidad reconocida.
Como parte del reconocimiento, cada beneficiario de la Creu recibe un diploma oficial. En él se indica la fecha de concesión, el nombre del homenajeado y un resumen que destaca las razones o méritos por los cuales se otorga la distinción, tal como está estipulado en el Decreto de concesión.
