Fallece Leonard Lauder, el visionario que transformó Estée Lauder en un emblema global

Leonard Lauder, el hijo mayor de Estée Lauder y una figura clave en la historia de la cosmética mundial, ha fallecido a los 92 años en su domicilio de Manhattan. Con él se despide no solo un empresario excepcional, sino también un referente en estrategia empresarial, arte y filantropía. Su papel fue decisivo en la expansión internacional de Estée Lauder Companies, llevando la firma familiar a convertirse en un auténtico gigante del sector.
Nacido en 1933, Leonard se incorporó formalmente a la empresa en 1958, aunque desde muy joven estuvo vinculado a los negocios familiares. A lo largo de las décadas, ejerció como presidente, consejero delegado y presidente del consejo. Durante su gestión, el grupo cosmético vivió una expansión sin precedentes: pasó de ser una empresa con ingresos modestos a generar miles de millones de dólares en ventas anuales.
Uno de sus mayores logros fue entender que el lujo también puede presentarse en formato accesible. En los años 90 popularizó el llamado “índice del pintalabios”, una teoría según la cual, en tiempos de crisis económica, las consumidoras tienden a adquirir pequeños artículos de lujo como labiales, en lugar de productos más caros. Esta idea, aunque discutida por algunos economistas, se convirtió en un símbolo del enfoque agudo de Lauder hacia el comportamiento del consumidor.
Expansión global de la marca
Durante su mandato, la empresa familiar, no solo consolidó sus líneas tradicionales, sino que también diversificó su cartera mediante la adquisición de marcas hoy emblemáticas como MAC, Clinique, Bobbi Brown o Jo Malone. Además, estableció el primer centro de I+D propio, lo que permitió a Estée Lauder marcar tendencia en innovación cosmética durante años.
Leonard Lauder también fue pionero en llevar la compañía a cotizar en bolsa en 1995, una operación que resultó muy exitosa: el valor de las acciones se disparó desde el primer día, y la entrada en los mercados financieros contribuyó a profesionalizar aún más la gestión del grupo. Según estimaciones recientes, su patrimonio personal oscilaba entre los 9.000 y los 15.000 millones de dólares.
Pero su legado va mucho más allá del mundo de la belleza. Apasionado del arte cubista, llegó a donar al Metropolitan Museum of Art una de las mayores colecciones privadas de este estilo pictórico, valorada en más de 1.000 millones de dólares. Además, fue impulsor de numerosas iniciativas solidarias, como la Alzheimer’s Drug Discovery Foundation y la emblemática campaña contra el cáncer de mama, junto a su esposa Evelyn, con quien promovió el uso del lazo rosa como símbolo global.
El actual director ejecutivo de Estée Lauder Companies, Stéphane de La Faverie, ha expresado su pesar por la pérdida, destacando la visión, energía y valores de Leonard como pilares que seguirán marcando el rumbo de la empresa durante generaciones.
La figura de Leonard Lauder representa mucho más que el éxito empresarial: es el ejemplo de cómo una marca puede crecer desde lo familiar hasta lo universal, sin perder de vista el impacto cultural y social. Su legado perdura en millones de tocadores, en museos de renombre y en iniciativas que han cambiado la vida de muchas personas.