La carne de cerdo y su valor
Cada vez los consumidores somos más conocedores y, como consecuencia, más exigentes en cuanto a la calidad o el precio del producto. Esto es más generalizado en todos los sectores alrededor del mundo. Entre estos sectores, incluimos la carne de cerdo como proteína animal, que ha aumentado notoriamente su consumo de forma globalizada. Los consumidores no solo aumentan el consumo, también exigen un precio asequible, una calidad similar a la de siempre y que se garantice la sostenibilidad económica.
Generalmente, la percepción que los consumidores solemos tener respecto a los productos alimenticios es que a menor precio, menor calidad. Y precisamente en el sector de la proteína animal no es así, ya que ellos se esfuerzan por ajustar sus márgenes de beneficios y así garantizar un precio asequible para que se pueda acceder a los alimentos y luchan por erradicar el hambre mundial. El hecho de que estos precios se intenten ajustar al máximo para el beneficio del consumidor, hace que muchas veces no se perciba la calidad de la carne de cerdo que se está consumiendo.
La carne de cerdo de calidad es una opción asequible y sabrosa que permite elaborar gran cantidad de recetas. Además, es una excelente fuente de proteínas que contribuye a una dieta nutritiva, equilibrada y sana.
Se efectúan constantemente estudios para garantizar la salud y la calidad del producto. Una de las organizaciones que se preocupan por controlarlo es la Agencia Europea de Medicamentos, quienes el pasado 2 de marzo recomendaron que ciertos antimicrobianos no fueran empleados en animales y que se mantuvieran reservados para el uso humano. Los estudios son constantes para poder mantener la calidad y la seguridad del producto para el consumo humano.
Las exigencias regionales para la producción de carne de porcino son diferentes, en las cuales se incluye la alimentación, el alojamiento y las condiciones ambientales del animal. Para poder potenciar el crecimiento de la industria agraria, son necesarios productos que se adapten a las necesidades reales para desarrollar una genética adecuada.
